Al futuro profesional, los conocimientos y capacidades que le habilitarán para ser capaz de analizar, detectar y aplicar el tratamiento específico a la necesidad de cada caso, trabajando el binomio perro-propietario, siempre en positivo.

Al propietario, la capacidad de comprender el por qué de esos comportamientos no deseados en su perro y cómo, con pautas sencillas, mejorar la relación en el entorno familiar.

Al voluntario, colaborador de protectoras y refugios las herramientas necesarias que faciliten y favorezcan la adopción de perros abandonados así como la adaptación al futuro entorno en una nueva familia.

Al centro veterinario o peluquería canina, la capacidad de ejecutar su trabajo minimizando riesgos y en un entorno más relajado tanto para el profesional como para el animal.

 

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